Para quien proviene de un país laico como Uruguay resulta difícil acostumbrarse a la religiosidad inherente a todo en Venezuela, aquí chavistas y escuálidos se encuentran todos los días en misa, los cultos afro o cualquier manifestación religiosa.
Particularmente en estos días en que todo el país está pendiente de la salud del presidente podemos ver infinidad de manifestaciones de fe.
Particularmente en estos días en que todo el país está pendiente de la salud del presidente podemos ver infinidad de manifestaciones de fe.
Por un lado son innumerables las misas colectivas que piden a su dios por la salud del presidente Chavez, donde un pueblo se vuelca a las calles, desde los trabajadores a las etnias originarias, todos unidos en ese acto de fe.
Y por otro lado tenemos a la derecha mas rancia y sus medios de comunicación sembrando día a día el miedo, la idea que Chavez no puede gobernar y que se morirá mañana, pasado o traspasado.
Dos maneras bien distintas del ser venezolano, dos proyectos de país bien diferenciados.
Por un lado un pueblo pidiendo por su gobernante y por otro el lobo que se quiere disfrazar de cordero, la derecha fascista jugando a lo que mejor sabe: la muerte.
Y por otro lado tenemos a la derecha mas rancia y sus medios de comunicación sembrando día a día el miedo, la idea que Chavez no puede gobernar y que se morirá mañana, pasado o traspasado.
Dos maneras bien distintas del ser venezolano, dos proyectos de país bien diferenciados.
Por un lado un pueblo pidiendo por su gobernante y por otro el lobo que se quiere disfrazar de cordero, la derecha fascista jugando a lo que mejor sabe: la muerte.
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