Luego de estar tres mil millones de años olvidado y considerado una
rareza edafológica, el coltán comenzó a ser codiciado mundialmente a
comienzos de los años 90 con el boom tecnológico. En 1996, Estados
Unidos patrocinó una invasión al Congo de fuerzas militares de Ruanda y
Uganda. Dos años después, tomaron el control y ocuparon las áreas
mineras estratégicas. Al poco tiempo, el ejército ruandés se hizo cargo
de la explotación de las minas, comenzando a ganar fortunas (el
periodista Keith Harmon Snow del proyecto Censurado en 2007 calculaba 20
millones de dólares mensuales en sus inicios) por la explotación del
coltán, que usaron para financiar una espantosa guerra por el dominio
del Congo, que incluyó todo tipo de abusos, violaciones, vejaciones,
torturas y asesinatos en masa.
El 80 por ciento de las reservas están en el Congo, donde murieron seis millones de personas.
A propósito de esto se puede ver el documental Blood in the Mobile (Sangre en el celular), dirigido por Fran
Piasecki Poulsen, que cuenta la relación entre el famoso coltán y los
modernos teléfonos celulares que usan cientos de millones de personas en
todo el planeta.
Tomado de Rebelion.org
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